lunes, 22 de febrero de 2016

Páridos versus cárabo

La cooperación entre diferentes especies animales no es, ni mucho menos, un fenómeno aislado en la naturaleza. Los múltiples tipos de simbiosis son una prueba de ello. Entre las aves son un ejemplo las agrupaciones con fines alimentarios de grandes bandadas mixtas de páridos y fringílidos, que recorren los campos invernales en busca de alimento, escaso y muy concentrado en esa época. Las ventajas de esta asociación son varias e inmediatas. En primer lugar, muchos ojos ven más que unos pocos y las posibilidades de hallar las reservas de comida aumentan en buena medida. También la resistencia frente a predadores crece. Una bandada de pajarillos, sea cual fuere su tamaño, sólo puede proporcionar una cantidad limitada de caza al cazador, que una vez satisfecho abandonará la partida. Las probabilidades de que éste vuelva a encontrarse con el grupo de errabundos son muy pequeñas; sería bastante más fácil localizar poco a poco a los individuos que integran el grupo si volaran en solitario. En ese caso sería muy fácil para él capturarlos y dar buena cuenta de todos, con lo que la incidencia sobre la población sería mucho mayor. Ahora bien, de este tipo de cooperación, que se podría llamar pasiva, a otra de carácter más activo media tan sólo un paso, que sin embargo tiene una gran significación desde el punto de vista evolutivo. Así, en los ambientes forestales, donde el peligro para las aves es múltiple, aunque representado esencialmente por las aves de presa, se produce un tipo de actividad conjunta que está destinada a favorecer la defensa de diversas especies.

Todos a una

Detectada la presencia de una rapaz, un cárabo o un gavilán, entre otros, y aun sin que su actitud sea hostil, las comunidad circundante de paseriformes* puede reaccionar de dos maneras muy diferentes.

En un primer momento, lo prudente es pasar inadvertidos. En consecuencia, la señal de alerta debe ser lo más específica, breve e ilocalizable posible. Se deja oír entonces un corto y agudo reclamo de alerta, común a varias especies vinculadas únicamente por el hábitat que ocupan y los peligros que las acechan. Los más avisados suelen ser los pinzones y algunos páridos. La respuesta de la comunidad ornítica es inmediata y en pocos segundos todos se vuelven invisibles entre la espesura, fuera del alcance de cualquier mirada. El reclamo no contiene ningún otro mensaje, ni sobre la naturaleza del peligro ni sobre su origen o procedencia. Pero la parquedad de la información emitida es compensada con creces por su eficacia, ya que se trata de una señal que, dadas su características acústicas, impide la localización de la fuente emisora. El efecto se basa en la confusión que las señales de alta frecuencia producen en algunos oídos incapaces de diferenciar el desfase de las ondas que van llegando a los dos pabellones auditivos. El cerebro del predador no puede medir la diferencia de tiempo que media entre ambas recepciones, por lo que la localización del origen se hace extremadamente difícil.

Por el contrario, cuando la rapaz es sorprendida en actitud descuidada o la amenaza no se puede eludir, la comunidad de paseriformes opta por pasar al ataque y tratar de confundir a su oponente. Para ello cuentan con otro reclamo más grave, largo y fácilmente localizable, que atrae a un gran número de enfurecidas aves, seguras de su número para acometer el peligro. Pinzones, carboneros, herrerillos, escribanos y, en general, todas las especies forestales, responden a la llamada de guerra y hacen frente al agresor.

El reto de la vida.
Enciclopedia Salvat del comportamiento animal
Tomo 9: «Sobrevivir»


Carboneros, herrerillos, alcaudones, arrendajos y, en general,
todas las aves menudas del bosque cooperan enfurecidas para expulsar
de su territorio a los cárabos y demás rapaces nocturnas.


 * Paseriformes: Orden de aves que reúne a los auténticos pájaros, desde los alaúdidos hasta los córvidos, pasando por sílvidos, motacílidos, fringílidos, mucicápidos y páridos, entre otros.

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