viernes, 29 de junio de 2012

Lobos decapitados

Decapitan a un lobo para protestar por su presencia en los montes

César-Javier Palacios

LA CRÓNICA VERDE

En Infiesto (Asturias) unos desconocidos han dejado a las puertas de la oficina de la Consejería de Agroganadería el cadáver decapitado de un lobo ibérico. Se trata de un simbólico acto de protesta de los ganaderos, descontentos con la gestión autonómica de la especie. 47 cánidos y dos camadas eliminadas al año de una población compuesta por una treintena de manadas parece poco.

También en Asturias, un vídeo subido a la red donde se veía cómo funcionarios del Parque Nacional de Picos de Europa matan lobos para controlar su población ha sido retirado, después de que cientos de internautas protestaran por sus escabrosas escenas. Como hace un siglo, el animal abatido era arrastrado de una cuerda por los caminos.

Y la última negra noticia de la semana. En Tábara (Zamora) unos desconocidos han liquidado de un disparo a otro lobo. Vivía en un recinto cercado de la Junta de Castilla y León y estaba a la espera de ser trasladado en unos meses al futuro Centro Temático del Lobo en la Sierra de la Culebra. Su madre, rescatada como él de un zoológico y que iba a llevarse al mismo lugar como atracción turística y educativa, murió hace dos años, también por disparos furtivos.

Odio. Tan sólo odio. «Si fueses ganadero cambiarías de opinión», me dicen algunos. Es posible, pero no dispararía nunca a las tormentas cuyos rayos matan ovejas, ni a las olas de calor que siempre acaban con algún animal. ¿Por qué sí a los lobos? Porque podemos.

Fue Plauto primero, y 2.000 años después Hobbes, quienes afirmaron que «el hombre es un lobo para el hombre» (Homo homini lupus). Si los lobos estudiasen filosofía, seguramente tendrían una frase parecida: «El hombre es un lobo para los lobos». O quizá no, pues como recuerda el refrán «lobo no muerde a lobo» y nosotros eliminamos a los nuestros y a todo aquello que nos molesta.

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