domingo, 1 de agosto de 2010

Carta científica de apoyo a la ILP catalana


Hemos tenido conocimiento de que el Parlamento está considerando una Iniciativa Legislativa Popular que modificaría y mejoraría un artículo de la Ley de Protección de los Animales en Cataluña.

Desde el mayor de los respetos nos dirigimos a Ustedes con la esperanza de que nuestras aportaciones les resulten de utilidad durante sus deliberaciones acerca de esta importante decisión. En calidad de investigadores científicos, psicólogos, sociólogos, criminólogos y profesionales de los servicios legales estamos preocupados por la contribución que el maltrato a los animales supone al problema de la violencia contra los seres humanos.

Numerosas investigaciones demuestran que existe un estrecho vínculo entre el maltrato a los animales y la violencia de género, el maltrato infantil y otras formas de violencia interpersonal, cuya prevención es de gran interés para la sociedad. En consecuencia, la prudencia y la precaución exigirían iniciativas legales que tuviesen en cuenta dicho vínculo.

Los maltratadores de animales presentan una mayor probabilidad de ser violentos con las personas y de cometer delitos comunes. Según un amplio estudio (Arluke et al., Journal of Interpersonal Violence, 1999), un maltratador de animales presenta cinco veces más probabilidades de cometer crímenes violentos como agresiones físicas, violaciones y asesinato; cuatro veces más de delinquir contra la propiedad; y tres veces más de cometer delitos relacionados con las drogas. Las investigaciones también establecen un vínculo especialmente estrecho entre el maltrato a los animales y la violencia doméstica. Aquellos que perpetran actos violentos contra animales son más proclives a cometerlos también con sus conjugues o sus hijos.

Como es obvio, la violencia es violencia, sea cual sea la víctima, y quienes recurren a la violencia en el trato con los animales tienen más probabilidades de emplearla también en sus relaciones con los humanos. Independientemente de si la dirigen contra animales o humanos, estos agresores utilizan la fuerza y el poder de la violencia para dominar y controlar a los demás.

Un aspecto que algunos desconocen, es que, además de la relación entre el maltrato a los animales y la violencia hacia las personas, ser testigo directo del maltrato a los animales también puede conducir a futuros comportamientos violentos hacia otros seres humanos. Estudios recientes demuestran que el simple hecho de ser testigo del maltrato a los animales perpetúa el ciclo de la violencia a través de la insensibilización y de la imitación. Los jóvenes que presencien maltrato animal de manera reiterada podrían ser más vulnerables a «aprender» a usar la violencia en sus relaciones personales.

Teniendo en cuenta las numerosas evidencias que asocian el maltrato de animales con la violencia hacia los seres humanos, muchos gobiernos han tomado medidas para fortalecer sus leyes de protección de los animales, y en varios países las agencias de orden público y los organismos gubernamentales han aprobado políticas basándose en estas conclusiones. A modo de ejemplo: muchas jurisdicciones de Estados Unidos han implementado sistemas de intercambio de datos y de formación entre los servicios sociales y las organizaciones de bienestar animal. Por otra parte, el FBI utiliza información sobre casos de maltrato de animales para buscar e identificar a delincuentes violentos. Se ha instruido a los trabajadores sociales sobre la necesidad de informar acerca de los casos de maltrato a animales, y la policía ha recibido entrenamiento para detectar signos de maltrato infantil y de violencia de género al investigar casos de maltrato de animales. Más recientemente, los servicios de protección a la infancia, las casas de acogida para mujeres maltratadas y las jefaturas de policía local, han comenzado a colaborar con veterinarios y con otras entidades que trabajan en el cuidado de los animales, utilizando los informes sobre casos de maltrato a los animales para identificar hogares donde se puede estar produciendo maltrato infantil o violencia contra la mujer.

Centrándonos ahora en las corridas de toros: las sociedades difieren, tanto por costumbre como por ley, en lo que entienden (o han entendido en el pasado) por maltrato hacia los animales. Las corridas de toros son una de las numerosas prácticas que cada vez están siendo más debatidas y cuestionadas en países y regiones en las que gozaron en su momento de cierta popularidad.

Desde nuestro punto de vista, está claro que las corridas de toros comparten las principales características de esas formas de maltrato a los animales que según se ha descubierto están asociadas con la violencia hacia los humanos. El poder, el dominio, la subyugación y el control son todos ellos componentes de las corridas de toros. La gravedad del daño infligido a los animales también constituye una variable importante en dicha asociación. El herir al toro en un proceso lento y ritualizado que culmina con su muerte, es comparable a casos de maltrato grave y atroz.

Estamos preocupados muy especialmente por el impacto que las corridas de toros puedan tener sobre las personas que las presencian. Los jóvenes que son testigos de cómo los toros son heridos una y otra vez hasta morir ante un público entusiasta, son impresionables y más susceptibles de aprender que es aceptable imponer su poder y dominio sobre otros seres más vulnerables a través de la violencia, ya sean éstos animales o personas.

A pesar de que no todas las personas implicadas en el maltrato a los animales son violentas hacia los humanos, y muchas personas que perpetran o presencian el maltrato a los animales no se vuelven violentas hacia las personas, la conexión entre el maltrato a los animales y la violencia interpersonal no puede pasarse por alto. El maltrato a los animales es un asunto muy serio y preocupante que afecta a la sociedad y cuyas repercusiones son muy significativas para el bienestar de las personas. Cada vez es más evidente que un mundo que consiente el maltrato a los animales es un mundo menos seguro para los seres humanos. Los legisladores responsables actuarían con prudencia si consideraran la cada vez mayor evidencia de una asociación entre estas dos formas de violencia y maltrato.

En conclusión y en vista de la comprobada relación existente entre la violencia hacia animales y la violencia hacia los humanos, nos unimos en tanto que científicos, académicos y profesionales del derecho, alrededor del mundo y respetuosamente les instamos a apoyar la Iniciativa Legislativa Popular y a prohibir las corridas de toros.

Atentamente,
Kenneth Shapiro, P.h.D. in Clinical Psychology, Editor, Society and Animals Journal.

AVALAN CON SU FIRMA ESTA CARTA 273 INVESTIGADORES CIENTÍFICOS, PSICÓLOGOS, CRIMINÓLOGOS, PROFESIONALES DE LOS SERVICIOS LEGALES Y PROFESIONALES DE LA PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS.

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